Una carpeta repleta de pruebas, un sinfín de especialistas, una gran variedad de síntomas intermitentes. Fatiga extrema, úlceras en la córnea, dolor de esternón, dolor de espalda, inflamación en los dedos de los pies que me impedía caminar, aftas en la boca que no me dejaban comer. 

Mujer de 32 años con una larga historia de consultas médicas, incluidos internistas, reumatólogos, traumatólogos. Cansancio físico y fatiga mental, dolor torácico, ciático y articular, con aftas orales e historia de anemia ferropénica. Con los diagnósticos de artritis psoriásica y enfermedad celíaca la evolución fue favorable tratando con dieta y suplementos nutricionales.

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 Texto médico

Mujer de 32 años con dolor severo y cansancio crónico de origen no explicado

El cuadro clínico era de varios años de evolución, con múltiples síntomas. Ya había sido atendida por varios especialistas y se le habían realizado pruebas médicas. 

Tenía antecedentes personales de anemia ferropénica y acné.

El resumen de la historia clínica era:  dolor torácico inflamatorio, dolor ciático, episodios de inflamación de los dedos (“como una salchicha”), episodios de inflamación en los pies, aftas orales, conjuntivitis de repetición, astenia y fatiga mental.

En la exploración había tumefacción en articulaciones anteriores del pie (metatarso falángicas) concordante con artritis MTTF.

 Comentario

Este conjunto de antecedentes y síntomas es compatible con artritis psoriásica, artritis de origen intestinal, y con sensibilidad al gluten. Estas enfermedades son difíciles de diagnosticar si el médico se fía de encontrar alteraciones en el  resultado de las pruebas complementarias, porque las pruebas pueden ser normales.

Se le habían realizado múltiples pruebas con resultados normal incluyendo analítica de enfermedades autoinmunes, pero tenía los anticuerpos anti péptido deamidado de gliadina IgG positivos a título bajo con anti transglutaminasa IgA negativo. No se le había dado importancia a este resultado.

Buscando de manera más exhaustiva y dirigida la artritis psoriásica y la enteropatía por gluten las pruebas mostraron sacroileitis y artritis de antepié en la resonancia magnética, y enteropatia Marsh 1 con 48 linfocitos CD3 por 100 enterocitos y redistribución apical en la biopsia duodenal. El estudio genético mostró HLA DQ2.5 DQ7.5

El diagnóstico era de artritis psoriásica / intestinal y de enfermedad celíaca aunque no tuviera psoriasis ni diarrea, ni la analítica típica de enfermedad celíaca fuera positiva. 

La evolución con dieta y suplementos fue favorable, tanto color como cansancio físico y mental, y también de las aftas orales y la conjuntivitis.

Ha tenido una respuesta clínica mantenida prolongada. Cinco años después, durante la pandemia Covid, sin haber podido encontrar un motivo desencadenante, brote severo de artritis y aftas con calprotectina fecal elevada  de difícil control con corticoides y AINE que ha remitido con tratamiento biológico anti TNF infliximab. Estando con infliximab está embarazada.

Este caso en mi opinión muestra el solapamiento entre la artritis enteropática, la artritis psoriásica, la enfermedad de Crohn, la enfermedad de Behcet y la sensibilidad al gluten. 

 

Contado por el paciente

El Dr. Isasi cambió mi vida el primer día que fui a verle, literalmente.

Aparecí en su consulta con la cara desconsolada, una carpeta repleta de pruebas con resultados aparentemente normales y una gran variedad de síntomas intermitentes de dos años de duración, sin relación entre sí para otros médicos hasta el momento: febrícula, conjuntivitis, úlceras en la córnea, dolor de esternón, inflamación alterna en dedos de los pies que me impedía caminar, aftas en la boca que no me dejaban comer, dolor de garganta, dolor en la parte baja de la espalda, candidiasis vaginal, estreñimiento, anemia ferropénica y fatiga extrema, entre otros…

 Estuvo una hora en silencio frente a mí, estudiando con detalle mi documentación, haciéndome preguntas y apuntando notas. Al cerrar la carpeta, me examinó, comprobó una duda en su ordenador y me dijo: “parece que tienes artritis psoriásica o síndrome de Reiter y creo que puede deberse a una celiaquía o sensibilidad al gluten oculta. Si me dejas que lo comprobemos, podrías mejorar mucho simplemente dejando de comer gluten”.

 ¡Me quedé pasmada con su respuesta!

 Tener un diagnóstico de artritis, aunque resultara duro, era por fin un alivio y sabía que había tratamientos pero…¿podía ser la solución dejar de comer gluten? ¿celiaquía? ¿eso no era lo que da diarrea o dolor de tripa? Nada más lejos de la realidad, para mi grata sorpresa.

 Me explicó con gran didáctica que un porcentaje altísimo de celíacos o sensibles al gluten no tienen síntomas digestivos, si no otras enfermedades autoinmunes que los hace difíciles de diagnosticar, y que una cantidad considerable de sus pacientes mejoraban simplemente modificando su dieta.

 Así fue en mi caso.

 Después de mandarme una gastroscopia con biopsia duodenal que confirmó mi sensibilidad al gluten, cambié la alimentación y en solo 6 meses pasé de andar con muletas a comenzar poco a poco de nuevo a hacer vida normal J.

 Esto fue hace 6 años, cuando tenía 30. Ahora, aunque tuve una recaída el año pasado por una infección en la que necesité apoyo de medicación, estoy asintomática, embarazada de 5 meses y feliz.

 Hasta dar con él, peregriné por un sinfín de especialistas en medicina interna, oftalmólogos, traumatólogos, alergólogos y otros reumatólogos, que no conseguían darme un diagnostico claro (como mucho costocondritis reactiva pasajera provocada por un virus) y simplemente me recetaban analgésicos de por vida para paliar el dolor.

 Fue entonces cuanto le encontré, buscando a la desesperada en Internet mis síntomas, ya que otra chica había escrito sobre él. Esto, que me salvó la vida (mi calidad de vida), es lo que pretendo hacer escribiendo mi valoración ahora como paciente, esperando que ayude a otras personas que lo están pasando tan mal como lo pasé yo en su día.

 También recomiendo encarecidamente ver sus conferencias online, ya que explica muy bien todo lo que sabe como reumatólogo en el tratamiento de enfermedades autoinmunes.

 Además de su innegable vocación, cabe destacar su increíble perfil humano. En mi primera cita me atendió un viernes a las 21:00h de la noche, fuera de horario de consulta, porque yo estaba muy malita y él como gran profesional que es, entendió que debía atenderme a la hora que fuera necesario.

 Le estaré eternamente agradecida.

Y me siento tremendamente afortunada de ser su paciente. Ojalá todos los médicos fueran como él.

 ¡Gracias por todo Doctor!

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