La fibromialgia y la osteoporosis son dos caras del desastre que puede suponer mirar al paciente solo a través de los resultados de las pruebas médicas.
Los pacientes con fibromialgia / fatiga crónica están enfermos, sufren, tienen cansancio físico y mental y dolor crónico que no les deja vivir. Pero como las pruebas son normales, su sintomatología se ignora, se niega, o se les aconseja resignación y probar múltiples psicofármacos y analgésicos.
La osteoporosis y las fracturas por fragilidad es un problema real e importante que afecta a mujeres mayores y a pacientes con enfermedades concomitantes. Sin embargo la osteoporosis diagnosticada por densitometría en una mujer menopáusica es una error. Un densitómetro es un aparato que mide la “densidad ósea” comparando el valor medido con la media de las mediciones en mujeres jóvenes, de forma que si se le hace una densitometría a una mujer normal menopáusica es fácil que salga alterada, baja. Así, un densitómetro se usa con frecuencia como un generador de mercado bajo la argumentación de la prevención. Pasa a una mujer sana y normal por un densitómetro y fácilmente obtendrás a una mujer con “osteoporosis”, atemorizada y a la que medicar. La densitometría es útil para evaluar el riesgo de fractura en mujeres mayores, pero no es una prueba que sirva para diagnosticar osteoporosis ni para prevenirla en mujeres tras la menopausia.
En la osteoporosis se cumple la ley de cuidados inversos. Se usan los recursos, densitometría y medicamentos en las mujeres que no lo necesitan pero están preocupadas por ello, las menopáusicas menores de 65 años, pero no se trata a las que más lo necesitan, las ancianas con riesgo de fractura.
Las pruebas médicas pueden no ser capaces de detectar lo que le pasa a personas enfermas, pero sí pueden transformar a sanos en enfermos.